La disquinesia escapular se define como una alteración observable de la posición y el movimiento de la escápula.
La posición de reposo la encontramos, definida por Shirley Sharmann, situada entre la D2 y D7 y a unos 7cm de separación entre el borde interno y la apófisis espinosas; permaneciendo planas respecto a la caja torácica.
En cuanto a los movimientos, distinguiremos los siguientes:
Para más claridad sobre lo que vamos a exponer y hacernos una idea de la complejidad de la escapula, mostramos la imagen con sus músculos motores:
Distinguimos en la parte derecha una visión posterior. Aquí encontramos los siguientes:
- Trapecio (porción superior)
- 1’. Trapecio (porción media)
- 1’’. Trapecio (porción inferior)
- Romboide
- Elevador de la escápula
- Serrato anterior
Distinguimos en la parte izquierda una visión anterior.
- Pectoral menor
- Subclavio
Tanto en la estabilización como en la movilización de la escápula se requiere la coordinación entre estos diferentes músculos, requiriendo una co-contracción entre ellos para un correcto funcionamiento. La falta de coordinación y/o inhibición de algunos de los músculos que deben intervenir, posiblemente tenga como resultado una disquinesia escapular. El dolor, la rigidez de tejidos blandos, la fatiga o la postura torácica son los factores que, junto a la disfunción en la activación o fuerza de la musculatura; predisponen a la alteración de la cinemática de la escápula.
No podemos hablar de disquinesia escapular sin encontrar relación con dolor en hombro y/o cuello. No existe consenso entre la relación causa-efecto, es decir no queda claro si las alteraciones en la cinemática escapular es una compensación debido al dolor o si es esta alteración la que contribuye al mismo.
Independientemente de la dirección causa-efecto debemos tener en cuenta la rehabilitación de la disquinesia escapular en el tratamiento del dolor en hombro y cuello.
La escápula contribuye de manera importante al enlace en la transferencia y aumento de fuerza entre el tronco y el brazo, así como de la estabilización del mismo. De esta forma vemos claramente la relación de importancia que establece en un deportista en cuya práctica se vea implícita la utilización de sus miembros superiores en el rendimiento deportivo. Esta misma cadena cinética si se viera afectada establecería una disfunción en muchas de las tareas cotidianas de cualquier persona. Afectando así al dolor de hombro y cuello que estamos citando.
Para centrarnos más en el dolor del cuello, que como citamos anteriormente no podemos alejarla en este caso de su relación con el hombro; observamos una postura que nos resultará muy cotidiana:
En esta actitud cifótica, mantenida en posturas frente al ordenador, móvil, o en posición de descanso en el sofá, nuestras escápulas estarán en un plano incorrecto. Creará una reducción del espacio subacromial propiciada por un acortamiento del pectoral menor, que amenaza el punto de apoyo de la cabeza del húmero, llevando a una comprensión anormal de las fuerza de cizalla sobre la columna cervical y comprometiendo la estabilidad y movimiento en el cuello.
Este patrón, que nos “perseguirá” aún en bipedestación, también hará que ese plano incorrecto de nuestra cintura escapular comprometa los movimientos que realicemos con nuestros miembros superiores, por ejemplo demasiada activación en fibras superiores del trapecio y encontrando debilidad en el serrato anterior. Consiguiendo así una desmedida tensión en esa zona tantas veces referida por muchos.
Esta actitud cifótica conlleva además ciertos “daños colaterales” en nuestra región cervical: retracción y tensión de la musculatura occipital, elongación y debilidad de los flexores profundos del cuello, hiperactividad de erectores y del trapecio superior. Vemos de esta manera una clara relación con el dolor del cuello. La alteración de la cinemática escapular vendrá propiciada por las disfunciones antes mencionadas o será una causa más de ellas; sea cual sea la dirección de la relación vemos claramente la importancia de corregir la disquinesia para lograr la buena actuación de todo el complejo como antes exponíamos.
Vemos una evidente relación entre las funciones de la escápula como puente entre el complejo del hombro y la columna cervical como suministro de estabilidad y movilidad a la región hombro/cuello. La asociación con hombro la encontramos investigada en la literatura científica, mientras que su relación con el dolor de cuello ha empezado a surgir recientemente.
Ante esto encontramos una interesante revisión científica que surge con el propósito de crear unas directrices prácticas, bajo base científica, en la rehabilitación de pacientes con disquinesia escapular y afectación en la región del cuello: “Rehabilitation of scapular dyskinesis: from the office worker to the elite overhead athlete”
En esta revisión Colls AMJ y colaboradores presentan dos disfunciones: de flexibilidad y/o fuerza. Normalmente nos encontraremos pacientes que presenten ambas disfunciones, por lo que no cabe entenderlas por separado.
En la disfunción de flexibilidad encontramos el pectoral menor y elevador de la escápula. Así como una rigidez en la región posterior del hombro.
En la disfunción de fuerza distingue en déficit neuromuscular, cuando hablamos de co-contracciones musculares y de fuerza como tal cuando se refiere a la mala actividad que presentan serrato anterior y porciones inferior y media del trapecio frente a la superior. En este caso propone tres etapas:
Una primera etapa donde se trabajará el control motor. Conseguir un control activo de la escápula y conseguir una corrección postural.
La segunda etapa da paso al timing muscular y fuerza sobre las actividades realizadas cotidianamente, correcta coordinación en las co-contracciones y trabajo analítico de fuerza sobre la musculatura.
En la tercera iniciará este mismo trabajo sobre las acciones de la práctica deportiva del paciente.
Esta interesante propuesta sobre la línea de trabajo en la rehabilitación de la disquinesia debemos entenderla bajo un complejo algoritmo en el que cabrían muchas más variantes, como por ejemplo una correcta compensación de fuerza de manera bilateral.
Por ello desde Balance Sport Clinic abogamos por un trabajo personalizado para el tratamiento de las distintas patologías, consiguiendo una individualización de los casos para llevar los procesos de manera óptima.
Escrito por: Antonio J. Gutiérrez Morillo. Entrenador personal en Balance. Especialista en técnica de carrera y readaptación de lesiones.
Bibliografía:
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Kapandji, I.A. Cuadernos de Fisiología Articular. Miembro superior Editorial medica Panamericana. 2006.
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